La masajista Beverly Hillson trabaja en turnos de doce horas, pero se metió en problemas en el trabajo porque alguien la acusó de no tomarse su trabajo en serio. Ella va a casa y se queja con Jason, su hijastro, quien es descarado con ella. Ella le dice que si puede mantener la casa limpia, ella se la chupará, lo cual es inspiración suficiente para que Jay haga una limpieza profunda. Jay también decide darle un masaje a Beverly después de su largo día. Beverly acepta las caricias, pero dice que si Jay quiere hacer un masaje de tejido profundo tendrá que quitarse la camisa. A continuación se quita el sostén y pronto queda claro que todo esto es solo un juego previo a la mamada prometida. Beverly cumple, chupando, acariciando y lamiendo para que Jay esté preparado para pasar un buen rato. Se trasladan al dormitorio, donde Beverly hace que suceda la magia. A horcajadas sobre las caderas de su hijastro, Beverly monta a Jay en vaquera. Luego ella le da un paseo en vaquera invertida. De espaldas, Beverly está ansiosa por abrir los muslos para un buen polvo. Luego se arrodilla para que Jay pueda golpearla a lo perrito. Una vez que Beverly ha disfrutado de su clímax final, se arrodilla para dejar que Jay aparezca en toda su cara y en su boca abierta.
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