Thomas Stone espera en la cama a su amante Isabelle Deltore. ¡Esta chica sabe cómo hacer la entrada! Ella entra en la habitación con las caderas temblando mientras baila con la ayuda del poste de la cama. Subiéndose a la cama, continúa haciendo alarde de sus movimientos sexys mientras lenta e inevitablemente se acerca lo suficiente para besar. Thomas espera hasta que Isabelle esté acurrucada en sus brazos, luego le quita el sostén para poder enterrar su rostro entre sus pechos y acariciar sus pezones perforados. Después de empujar sus jarras contra la cara de Thomas, Isabelle se dirige hacia el sur. Ella encuentra su polla bonita y dura. Envolviendo su mano alrededor de la raíz, la acerca y comienza a chupar. Su boca está cálida y húmeda mientras deja que su lengua y sus labios provoquen la polla de Thomas como aperitivo para el evento principal. Moviendo sus caderas hacia adelante, Isabelle provoca a Thomas con su coño antes de finalmente hundirse sobre su erección. Se desliza fácilmente dentro de su coño calvo y goteante. Sus líneas de bronceado son un placer para la vista mientras mueve sus caderas en un ritmo atemporal de necesidad sensual. Montar el bastón de Thomas se vuelve aún más delicioso cuando Isabelle se da vuelta para deleitarse con una vaquera inversa. Girando hacia un lado con Thomas acurrucándose detrás de ella, Isabelle levanta una pierna en el aire para abrirse completamente al tacto de su amante. Él regresa a casa, disfrutando de la profunda penetración mientras Isabelle gime de felicidad. Cuando Thomas saca su pene para reemplazarlo con su boca y sus dedos, ¡Isabelle no se queja del cambio en sus circunstancias! La recompensa de Isabelle por una mamada bien chupada es una buena penetración en el coño por detrás. Isabelle mete las manos en las sábanas y mira por encima del hombro mientras Thomas se lo da. Aprovecha para levantarla para que su torso golpee su espalda, cambiando el ángulo de penetración. Sentado mientras todavía está enterrado dentro de Isabelle, Thomas frota su clítoris mientras la anima a continuar su viaje. Cayendo sobre su espalda en la cama, Isabelle acuna a Thomas entre sus muslos mientras él la lleva a un último clímax. Cada embestida sacude los senos de Isabelle, creando una obra maestra visual que lleva a Thomas al límite de su resistencia. Cuando no puede esperar un momento más, se retira y lanza su carga sobre el estómago de Isabelle. Inclinándose, captura los labios de Isabelle en un beso que sella su pasión mutua.
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