Está lloviendo, así que el conductor se detiene para ver si Kimberly Gates quiere que la lleve. Al principio duda, pero pronto descubre su alma ante el conductor. El novio de Kimberly quiere que ella se opere las tetas, por lo que le pide al conductor su opinión sobre sus pequeñas tetas y sus grandes y duros pezones. El conductor admite que tiene una erección al ver a Kimberly jugar con sus senos, y Kimberly decide que quiere llevárselo a la boca. Poniendo la acción en palabras, ella felizmente le da al conductor un poco de atención en la carretera mientras él le levanta la minifalda y le frota el coño debajo de la tanga. Una vez que se han trasladado al asiento trasero, hay infinitas posibilidades de placer. Kimberly comienza hundiéndose sobre el miembro del conductor para poder montarlo profundamente en su coño en la pista de aterrizaje. Luego descubren que el asiento es apenas lo suficientemente ancho como para soportar un poco de diversión al estilo misionero, y que fácilmente se adapta a un festival de sexo estilo perrito que lleva a Kimberly al clímax. El conductor no puede contenerse ni un segundo más con los gemidos de Kimberly resonando en su orejas. Al salir, él corre sobre su alegre culo y la cubre con su amor como el sello final de aprobación para sus pequeñas tetas antes de que ella vaya a su consulta.
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